Entre la landa y los senderos costeros, descubriréis lugares únicos durante paseos en los que no perderéis de vista el mar en ningún momento. Los acantilados desvelan en cada giro ensenadas y calas dignas de las playas tropicales más bonitas. Los faros emblemáticos de la región son el punto de partida para admirar las costas con un aire puro y poético. Admirad la tranquilidad de la costa de granito rosa, o bien, contemplad la punta de Saint-Mathieu: Île d’Ouessant, punto de partida para la última etapa antes de llegar a América.
También podréis visitar la emblemática ciudad de Carnac y sus megalitos, orgullosos e impresionantes. Se trata de una de las concentraciones de menhires y dólmenes más extraordinarias que existen en el mundo. El golfo de Morbihan, que significa «mar pequeño» en bretón, está salpicado por numerosas islas, ¡formando así una de las bahías más bonitas del mundo!
Al volver a tierra, visitad la ciudad de Dinan y su ciudadela medieval rodeada de murallas. O bien, podéis optar por Dinard, localidad costera famosa gracias a sus villas «Belle Époque», su Festival del Cine Británico y su magnífico puerto deportivo. Por último, descubrid los misterios del bosque de Brocéliande, el lugar de la leyenda del rey Arturo.